miércoles, 28 de diciembre de 2011

Mi mamá me mima...mimo a mi mamá

Los seres humanos hemos olvidado la sabiduría milenaria de cómo acariciar a nuestros bebés. Para recordárnosla, existen diversas técnicas de masaje, como por ejemplo el masaje Shantala. Podemos utilizar la que más nos guste, pues todas son válidas, siendo preferible quedarnos con la que nos pide el corazón. Lo único que necesitamos es aceite de masaje natural (oliva, almendras, etc), pues los minerales no dejan transpirar la piel, y unas manos amorosas.
El masaje consiste en acariciar a nuestro bebé por todo su cuerpo, sin olvidar ningún rincón, suavemente y con cariño, durante unos 15 minutos cada día, primero por delante y luego por detrás. Echaremos aceite en nuestras manos y lo calentamos un poco para luego ir extendiéndolo sobre el bebé. Es importante que elijamos un momento del día en que el niño esté tranquilo, por ejemplo después del baño, y que nosotros también estemos con ganas de pasar un momento agradable y relajado con nuestro hijo. A veces es conveniente empezar con masajes que duran unos pocos minutos e ir aumentando el tiempo de manera progresiva, para que el niño se adapte a estas nuevas sensaciones.
Masajear a los bebés es una actividad muy placentera tanto para el que da como para el que recibe y además posee múltiples beneficios, entre los que destacamos:
·         Aumenta el vínculo adulto-bebé.
·         Refuerza la autoestima del bebé, ya que le hace sentirse querido.
·         Fortalece el sistema inmunitario.
·         Favorece la circulación y el drenaje linfático.
·         Estimula el sentido del tacto.
·         Mejora el desarrollo muscular.
·         Relaja al bebé.
·         Facilita la expulsión de gases y reduce los dolores de barriga.
·         Al realizarlos con aceite natural, estamos hidratando y protegiendo su piel.