Los catarros son infecciones víricas que se contagian de una persona acatarrada a otra a través del aire, las manos, etc. El frío y otros factores no provocan catarro. Son más habituales en invierno debido a que se frecuentan más lugares cerrados, poco ventilados y con mucha gente.
Frente al catarro, lo único que podemos hacer es intentar aliviar los síntomas, ya que no existe tratamiento eficaz.
· Beber muchos líquidos: Lo más nutritivos posible en el caso de que el niño tenga pocoa apetito. Esto hará más fluído el moco y le facilitará al niño la expulsión del mismo.
· Limpiar mucosidad con sacamocos adecuado y lavados nasales con suero fisiológico o agua con sal. Si este procedimiento resulta demasiado molesto para el niño, es mejor no hacerlo.
· Vahos en el cuarto de baño, para aliviar la tos. Podemos aprovechar cuando alguien se esté duchando. Si tiene muchas flemas, podemos ayudarle a expulsarlas de la siguiente manera: primero le frotaremos la espalda vigorosamente para desprender la mucosidad de los bronquios y después, con la mano ahuecada le daremos golpecitos de abajo a arriba para que salgan con más facilidad.
· Antitérmicos: Es habitual que el niño presente algo de fiebre durante 2-3 días, llegando incluso hasta los 5 días. Si vemos que tras darle antitérmicos, la fiebre le baja pero el niño sigue afectado y con mala cara, debemos acudir al pediatra. Aunque el niño no tenga fiebre, podemos darle también los antitérmicos para el dolor.
ATENCIÓN:
Acudiremos al pediatra si:
· Si llora mucho, como de dolor intenso, sobretodo si es al tocarle los oídos.
· Si respira con dificultad, no por los mocos, sino del pecho (presencia de pitos) y presenta aumento importante de la frecuencia respiratoria.
· Si la fiebre dura más de lo indicado, o le vuelve a subir después de dos o tres días sin ella.
· Si hay empeoramiento de los síntomas.
· Si aparece una erupción.
· Si vomita y no tolera ni líquidos.
· Si aparece somnolencia o palidez excesivas, color azulado de la cara o los labios, etc.