viernes, 25 de noviembre de 2011

Piel con piel

Durante las dos horas que siguen al nacimiento, el bebé vive el periodo que los expertos llaman sensitivo: el bebé esté en un estado de alerta tranquila. Durante este periodo es capaz de girar la cabeza o buscar el rostro y los ojos de su madre y su olfato se agudiza y memoriza el olor de la madre, estableciendo el vínculo afectivo con ella.
El sitio perfecto para el bebé recién nacido es sobre el cuerpo de la madre. La parte central del tórax está más caliente en una mujer que acaba de dar a luz que en cualquier otra persona. Involuntariamente es capaz de aumentar la temperatura de esa zona hasta lograr estabilizar la temperatura corporal del bebé, impidiendo la pérdida de calor. Las cunas de calor son innecesarias si se permite a la madre el contacto directo e ininterumpido con el bebé. Si el bebé es depositado sobre el abdomen de la madre después de un parto sin drogas el bebé será capaz de reptar hasta el pecho de la madre. Los movimientos del bebé, las patadas que da sobre el abdomen de su madre son un masaje que obliga al útero a contraerse previniendo hemorragias graves.
Todo este proceso requiere su tiempo y puede alterarse si se interrumpe el contacto, aunque sea durante unos minutos.
Si se aprovecha el periodo sensitivo y el bebé se agarra espontáneamente al pecho, hay muchas más posibilidades de que haga el resto de las tomas de forma correcta. Ponerle forzadamente al pecho puede disminuir el instinto de búsqueda y hacer que la postura de succión no sea adecuada, con nefastas consecuencias para la lactancia.
El entorno sanitario debe proveer a la madre y al bebé los cuidados que necesiten sin separarlos, entendiendo que en su unión está su salud y que está unión es la base para cualquier mejoría o curación.
La unión piel con piel del bebé con la madre cuando acaba de nacer es importante. No es un asunto de moda. Las implicaciones que tiene justifican que valga la pena cualquier esfuerzo por conseguir que las madres y los recién nacidos estén juntos. Los trabajos científicos en animales muestran que estas implicaciones afectan al vínculo madre-criatura, pero lo que es más importante, afectan al desarrollo físico y emocional del futuro adulto. Una madre y un recién nacido son un solo ser, el ambiente normal de un recién nacido es su madre y ningún otro.